El cemento, el material de construcción más popular, se fabrica principalmente a partir de la mezcla de piedra caliza y arcilla. Estos componentes se calcinan, se muelen y, posteriormente, se añade yeso y otros componentes en menor medida.
Tradicionalmente se ha considerado un elemento sin vida y siempre se ha usado con el único propósito de formar construcciones que aguanten mucho tiempo a lo largo de los años.
Los investigadores tratan constantemente de buscar opciones en su composición. Un equipo danés a dado con una solución dotando a la mezcla una bacteria capaz de transferir electricidad.
La bacteria elegida, Shewanella oneidensis, tiene la capacidad de transferir electrones a superficies externas mediante una transferencia electrónica extracelular. El nuevo cemento muestra un rendimiento muy superior al de los sistemas tradicionales de almacenamiento de energía basados en cemento, lo que sugiere un prometedor potencial para el desarrollo futuro.
Al conectar seis bloques de cemento en serie, produjeron suficiente energía para alimentar una luz LED.
En una habitación normal construida con cemento infusionado con bacterias, incluso con una densidad energética modesta de 5 Wh/kg, las paredes por sí solas podrían almacenar unos 10 kWh, suficiente para mantener un servidor empresarial estándar funcionando durante todo un día.
Se prevé que esta tecnología se integre en edificios, muros, cimientos o puentes, donde pueda soportar fuentes de energía renovables como paneles solares, proporcionando almacenamiento local de energía.
Y lo más impresionante es que el cemento sigue funcionando, incluso después de que las bacterias mueran. Y además es posible revivir esa comunidad microbiana y recuperar el rendimiento del cemento vivo alimentándolo con nutrientes.
¿Cómo? Integrando un sistema de microfluidos en cemento. De esta manera es posible proporcionar proteínas, vitaminas, sales y factores de crecimiento para mantener vivas las bacterias o revitalizarlas. El proceso, similar al que opera en la levadura con masa madre, consigue recuperar la capacidad y rendimiento del concreto hasta un 80%.
Lo cual lleva a pensar que este cemento se puede regenerar para que el edificio siga almacenando energía eternamente.
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