Imagina un pescador de perlas en los mares del sur. Empuja su canoa fuera de la playa, rema adentrándose en la laguna, se lanza de cabeza y bucea en el agua, recoge una ostra del fondo, sale a la superficie, vuelve a subir a la canoa, rema hasta la costa y abre la ostra. Cuando no encuentra nada dentro que no sea la propia ostra, vuelve a salir con la canoa y empieza a remar adentránse en la laguna. . ¡Qué pérdida de tiempo! Lo razonable es no volver a la playa y sumergirse una y otra vez, hasta llenar la canoa y luego volver a la playa. Las perlas son muy escasas y un buceador ha de abrir muchas ostras antes de que encuentre una. . Lo mismo sucede con la producción de ideas. Muchas veces producimos una o dos ideas y nos comportamos como si fueran la respuesta. Pero las ideas creativas , como las perlas, se encuentran con muy poca frecuencia. . Así que lo inteligente es producir muchas ideas antes de que procedamos a su evaluación.
Personas. Productos. Procesos. Ambiente.