Muchas de las creencias con las que crecemos son erróneas. Cuesta darse cuenta de ello porque están tan incardinadas en nuestra sociedad que dudar de ellas es un ejercicio que nos parece irrelevante. No lo es, sin duda. Por ejemplo, muchos tenemos la creencia de que es fundamental estar concentrado y prestar mucha atención, especialmente cuando tenemos ante nosotros tareas y problemas que requieren una cierta cantidad de tiempo para ser abordados y resueltos. Para ser creativos, pensar de esa manera es un error. La gente con las mejores ideas no da con ellas pasando mucho tiempo concentrado, sino que tienen éxito porque pasan tiempo "no concentrados" y disfrutando con una amplia gama de actividades que no tienen que ver con el problema o tarea que tienen delante. Como consecuencia de ello, estas personas son profundamente creativas: desarrollan soluciones innovadoras y conectan los puntos de maneras especialmente brill...
Personas. Productos. Procesos. Ambiente.