Todo lo que te encanta fue alguna vez odioso para alguien.
Siempre ha sido así. Lo nuevo hace feo las cosas más bellas.
Si sigues este blog sabrás qué les sucedió a los impresionistas en su primera exposición en el taller del fotógrafo Nadar en París. O a Stravinski y Nijinski cuando estrenaron su Consagración para la primavera. Edgar Allan Poe, el escritor norteamericano más brillante e influyente de la historia, murió sin que sus narraciones y poemas fuesen reconocidos. Hay tantos ejemplos.
Pero sólo lo verdaderamente nuevo tiene el poder de transformarnos, porque es la fricción lo que nos hace mutar.
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