Cualquier empresa, departamento o equipo de trabajo debería preguntarse si su cultura es lo suficientemente sana o, más bien, es disfuncional.
La pregunta clave es la siguiente: ¿existe un entorno donde hay libertad para desafiar y mejorar una idea?
¿O el grupo desarrolla rápidamente un pensamiento grupal, lo que significa que todos se centran en la misma idea, especialmente si ésta proviene de la persona que está en la cima de la pirámide (el jefe/la jefa)?
Los equipos donde se producen las ideas más creativas y también más innovadoras son aquellos donde es seguro hablar y existe una forma de discrepar constructivamente entre los miembros, líder incluido.
Si esa situación no se da, la cultura es disfuncional.
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