Un profesor de arte pidió a sus alumnos que movieran sus caballetes y los pusieran formando un círculo con ellos. En medio había una persona que hacía de modelo.
Los alumnos se pusieron a pintar y, al
cabo de 5 minutos, el profesor les pidió que dieran un paso a la derecha y continuaran
con el dibujo de su compañero. Todos los alumnos se sintieron desestabilizados
y sin saber cómo proseguir.
Unos minutos después, el profesor les
volvió a pedir que dieran un paso a la derecha y continuaran con trabajando en el siguiente
dibujo.
Después de dos horas pintando siguiendo el mismo proceso, el profesor invitó a sus alumnos a que circularan en la sala para examinar todos los dibujos.
Sin excepción, quedaron completamente sorprendidos por el resultado. Todos los
cuadros estaban perfectamente proporcionados en tamaño, colores y tonos.
La enseñanza del profesor les dejó
atónitos:
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