Uno de los errores más frecuentes es buscar el perfeccionismo. Desengáñate, la perfección no existe. Siempre podrás mejorar cualquier idea que tengas. Y si no se te ocurre a ti, se le ocurrirá a otra persona.
Eso sí, sueña en grande y empieza en pequeño. Evalúa tus ideas como si fueran pequeños experimentos y decide, basándote en lo que has aprendido, si merece la pena continuar con esa idea o no.
Una de las características que más definen a las personas innovadoras es esta cultura de la experimentación.
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