Cuando los alumnos no adquieren en la educación primaria un vocabulario amplio, unos conocimientos del mundo y una conducta socialmente aceptable, nunca llegan a entrar en el mundo del libro.
Si no lo hacen, es fácil que no se acostumbren a ver el mundo desde diferentes perspectivas, como la de un adulto o la de un anciano, de alguien de otra cultura, de otra región geográfica o de otra etapa histórica.
Por tanto, corren el riesgo de adquirir menos flexibilidad mental... Sin conocimientos previos sobre el mundo y sin un vocabulario que vaya más allá de las 500 palabras e incluya las abstractas, los chicos no entienden ni el telediario.
Se sienten (y están) aislados de la sociedad. Eso lleva a que todas las noticias les lleguen de sus compañeros en el barrio dando por resultado una tendencia a juzgar todo desde la perspectiva del círculo inmediato de amigos y conocidos.
Un círculo vicioso donde contemplar y valorar las diferencias y por tanto la creatividad no tiene cabida.
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