En el complejo y novedoso escenario
que vivimos, el crecimiento exponencial de información y de actores lleva a
hablar de correlación, de suma de factores coincidentes en el tiempo, frente a
una causalidad en el resultado de nuestras acciones.
Por esta razón, las empresas y las
personas han de estar en beta permanente para adaptarse a los cambios. Innovar,
experimentar. Probar, medir y volver a probar.
Es evidente, y también natural, que los
cambios suscitan resistencias dado que conllevan reorganizaciones y nuevos
procesos. Pero las nuevas reglas del juego, consecuencia sobre todo del
desarrollo tecnológico, obligan a la transformación digital de las empresas, a que
éstas se adapten y cambien para poder sobrevivir.
En ese sentido, innovar no es ya una
elección, es una necesidad. Y los que triunfarán no serán los que se adapten al
cambio, sino los que lo lideren.
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