Fíjate en la portada de la revista The Economist. En el interior de la revista, su editorial se titula "El gran debate de la innovación." Alude a una creencia cada vez mayor, entre los académicos y
los capitalistas de riesgo, de que todos los nuevos inventos ya no serán tan importantes y no cambiarán tanto nuestras vidas, como las cosas que ya han sido inventadas.
Piensa en lo mucho que la invención de la electricidad cambió nuestras vidas cotidianas. Los ordenadores son magníficos y divertidos, pero nadie diría que han cambiado tanto el mundo. Piensa
en lo mucho que ha supuesto la invención de los medicamentos antibacterianos,
ya no tenemos que preocuparnos por la polio, la sífilis o la tuberculosis. E
incluso antes de eso, piensa en la época en que las ciudades
descubrieron la manera de gestionar el saneamiento urbano, lo que dio como resultado agua limpia y una reducción drástica de las enfermedades. Comparado con esto, Angry Birds, Windows 8 o el iPhone no parecen tan importantes.
Si
esto es cierto, supone todo un problema ya que la innovación es el motor de la productividad y el aumento de la productividad es sin duda el motor
de una mejor calidad de vida.
Recuerdo un artículo de un profesor del MIT que argumentaba que los científicos ya habían hecho todos los descubrimientos más importantes. Decía que ya conocemos la estructura básica de la materia. Que ya sabemos cómo funcionan las células y los genes (al menos, las líneas más generales). Que conocemos la estructura del universo y del cosmos. El punto clave que esgrimía el autor de este artículo era que cualquier otra cosa que descubramos sólo va a representar añadir detalles complementarios al panorama general que ya conocemos.
Recuerdo un artículo de un profesor del MIT que argumentaba que los científicos ya habían hecho todos los descubrimientos más importantes. Decía que ya conocemos la estructura básica de la materia. Que ya sabemos cómo funcionan las células y los genes (al menos, las líneas más generales). Que conocemos la estructura del universo y del cosmos. El punto clave que esgrimía el autor de este artículo era que cualquier otra cosa que descubramos sólo va a representar añadir detalles complementarios al panorama general que ya conocemos.
Sin embargo, en mi opinión, el autor se centraba en las ciencias naturales, mientras que
nuestra mayor falta de conocimiento está hoy en las ciencias sociales.
The
Economist rechaza el argumento de que la innovación sea cada vez menor, contra-argumentando que "ahora hay muchos más cerebros trabajando que hace 100 años", y también que la tecnología de
la comunicación, por ejemplo Internet, hace posible que todas estas personas se conecten (y
también sus ideas), para llegar de forma más eficaz. Este
es el argumento que Matt Ridley expuso en su libro "The Racional Optimist", su famosa frase sostiene que la innovación se produce cuando "las
ideas tienen sexo" y que cuantas más ideas y más "sexo" (intercambio
de ideas), más innovación, y esto lo hace posible Internet.
Puedo entender la lógica de ambos lados de la discusión. Es difícil imaginar una innovación tan importante como el agua potable o la electricidad o la cirugía segura. Pero por otra parte, ya había eruditos en 1900 que se hicieron conocidos afirmando que los seres humanos habían descubierto ya todo lo que valía la pena descubrir.
Puedo entender la lógica de ambos lados de la discusión. Es difícil imaginar una innovación tan importante como el agua potable o la electricidad o la cirugía segura. Pero por otra parte, ya había eruditos en 1900 que se hicieron conocidos afirmando que los seres humanos habían descubierto ya todo lo que valía la pena descubrir.
¿Cuál es tu opinión sobre "el gran debate de la innovación"?
Comentarios