Justamente antes del verano, se hacía pública una investigación llevada a cabo por un equipo de investigadores de la Universitat de Barcelona (publicada en la revista Scientific Reports) en la que constataban que la música es cada vez más previsible, que las transiciones entre grupos de notas disminuyen y que una canción antigua tan sólo con pequeños cambios puede sonar como una melodía moderna.
El estudio tiene su entidad pues analizaron más de 460.000 canciones. Al parecer, cada vez hay en las canciones menos palabras diferentes y dando un nota musical es relativamente sencillo predecir cuál será la siguiente nota en la canción. También hay una menor diversidad de timbres, aparte de tender a interpretarse con los mismos instrumentos.
Las composiciones analizadas proceden de una base de datos
pública formada por más de un millón de canciones que fue creada por la
Universidad de Columbia (EEUU) y que se publicaron entre 1955 y
2010. Las obras musicales pertenecían a diferentes estilos: música
electrónica, hip-hop, metal, pop, rock, R&B (Rhythm & blues).
Efectivamente, no son pocos los géneros musicales que han
perdido presencia, proyección e impacto y que además parecen haber
dejado atrás ese fulgor creativo, esas ganas de luchar contra el "mainstream" desde
posturas expresivas rompedoras y excitantes que sí surgieron en otras épocas.
¿Falta de relevo generacional? ¿Ausencia
preocupante de estrellas? ¿Poco carisma entre las/los
recién llegadas/os? Probablemente. Pero sobre todo afán crematístico.
Parodiando una canción, cuando el dinero aparece por la puerta, la creatividad sale la ventana. Y no sólo en el campo de la música...
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RZ