Muchas personas piensan la innovación desde la identidad nacional: los chinos no inventan nada, sólo saben copiar; a los italianos no les saques de los zapatos; los alemanes son buenos para el sector de automoción, etc. Obviamente, se trata de estereotipos.
Lo mismo que se dice de los chinos se decía hace algunos años de los japoneses en el entorno automovilístico. Los consideraban meros imitadores. Hoy, Toyota es la empresa número uno del mundo. Otras empresas japonesas de otros sectores también fueron desdeñadas. Ahí está Sony para demostrarlo.
Las nacionalidades pueden cambiar y cambian. Finlandia hace pocos años era un país agrícola hoy es el país de Nokia. Lo mismo sucedia con Irlanda que hoy alberga importantes grupos electrónicos y farmacéuticos.
Los países también inventan y reinventan personas.
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