Ruth Wakefield estaba preparando su masa de galletas. La receta consistía en incluir la mitad de azúcar blanco y la mitad de azúcar moreno. A la gente le encantaba.
Ruth pensó que también podía incluir en su receta otras variaciones. Se le ocurrió entonces derretir chocolate y añadirlo a la masa.
Estando a medio trabajo, se percató de que no le quedaba chocolate para repostería. Al buscar en su despensa, encontró unas tabletas de chocolate semidulce que le habían regalado.
Al hornear las galletas, pudo comprobar que el chocolate no se había derretido ni absorbido como ella esperaba. Decidió dejarlo así. A los comensales le encantaron aquellas galletas.
Ruth llamó a sus galletas Toll House Chocolate Crunch Cookies.
Más adelante, Wakefield y Nestlé se asociaron. Nestlé logró el permiso para imprimir la receta de Wakefield en el reverso de sus envases. A cambio, se dice que Wakefield recibió el pago de un dólar por los derechos de la receta y todo el chocolate que necesitase para hornear durante toda su vida y un contrato de consultoría para trabajar con Nestlé en otras recetas.
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