Más bien sucede al contrario. Te aliento a que retes lo establecido, a que crees y a que pienses cómo hacerlo mejor. Esa debería ser la base del crecimiento empresarial.
2. Las empresas creativas no se reducen a un departamento. Por supuesto, nos encontraremos con personas más creativas que otras. Con departamentos o personas que tengan como función facilitar que fluyan las ideas, las mejoras y que éstas se conviertan en una realidad (no sólo en algo que se queda en el aire). Pero la verdadera creatividad es colectiva, procede de la interdependencia, de la transparencia. La creatividad ha de estar integrada en el ADN de la empresa.
3.- Las contribuciones extraordinarias necesitan respeto y ejecución. Poner un buzón de sugerencias no es tener una empresa creativa. La creatividad exige que las ideas se lleven a cabo, se estudien, se articulen, se presupuesten, se midan, se valoren los riesgos... en definitiva, que se haga algo con las ideas. Si permanecen en un buzón no podemos hablar de una empresa creativa y, por descontado, la motivación del equipo se desinfla. Y pronto. En estos casos, las personas de mayor talento dedican su tiempo a enviar currículum a otras empresas.
4.- Talento llama a talento y la mediocridad se multiplica como las setas. Cuando se confecciona un equipo sólido, con valores, creativo, preocupado por la mejora continua, respetado, escuchado y que opera eficazmente, el sentido de pertenencia es enorme. Desde ahí, el talento llega solo, llama literalmente a las puertas. Todo el mundo quiere sentirse así, pertenecer a un equipo como ese, a un equipo de élite. Conviene tener presente que lo contrario también es cierto...
5.- El liderazgo es crítico y la gestión de los egos también. Un equipo con los mejores jugadores en cada puesto no necesariamente es el mejor equipo. Los equipos han de estar liderados por unos valores, poseer unas reglas de juego claras, flexibles, transparentes, con líneas rojas y que promuevan siempre la contribución del equipo y no el lucimiento de los egos de cada participante.
La gestión el ego es fundamental en las empresas. Los egos matan la creatividad, demuelen la motivación del equipo, aceleran los sesgos y los errores y crean una falsa seguridad. La incertidumbre, la complejidad, el inconformismo han de ser los motores para mejorar, no los frenos para dejar las cosas como están. Y todo ello tiene una estrecha vinculación con la creación de liderazgos sólidos y coactivos
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