La Inteligencia Artificial (AI) engloba una serie de tecnologías que se prevén verdaderamente transformadoras. Los llamados LLM (Large Language Models), donde ChatGPT sólo es uno de ellos, se utilizan para entender y generar el lenguaje humano y automatizar funciones que hasta ahora necesitaban la supervisión y el manejo de algún humano.
Otros tipos de AI aprenden a identificar cualquier formato (textos, imágenes, sonidos, vídeos,...) en imitaciones perfectas. Pueden responder a preguntas, reproducir oraciones completas, aprender la voz de una persona e imitarla a la perfección, etc.
Igualmente, tienen muy buenas aplicaciones prácticas en la lucha contra el cambio climático, en el tratamiento y diagnóstico de enfermedades, en distintas ramas de las ciencias,...
Pero como todas las tecnologías, además de su lado positivo la AI tiene un ángulo más siniestro y preocupante. Terroristas, timadores, dictadores y criminales en general ya están usando toda su creatividad en aras de explotar estas tecnologías.
La tecnología en cuestión no tiene vuelta atrás. Y me temo que todos los esfuerzos que se instauren para poder gestionarla o controlarla tampoco. Merece la pena tener en cuenta que en los dos primeros meses de lanzamiento, ChatGPT llegó a tener más de 100 millones de usuarios activos (TikTok tardó casi nueve meses en alcanzar esta cifra).
Preparémonos para lo que se nos viene encima (si es que eso es posible).
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