Si pensamos en las variables Riesgo, por un lado, y Retorno, por otro, podemos contemplar cuatro enfoques diferentes a las hora de innovar:
Poco riesgo y Poco Retorno. Es la innovación incremental. Implica hacer lo que ya hacemos de una manera más eficiente y / o a menores costes. Propia de los denominados "océanos rojos" donde la competencia es feroz.
Mucho riesgo y Mucho Retorno. Es propia de los "océanos azules", es decir, nuevos mercados, nuevos productos y una potencial alta rentabilidad (al menos hasta que concurran otros competidores).
Poco Riesgo y Mucho Retorno. Aunque es difícil, en ocasiones se produce. Se empieza con proyectos muy básicos y en fase muy beta a los que el mercado y los inversores ven un alto potencial (es el caso de WhatsApp, Uber, Facebook…) y en general el modelo de las startups.
Mucho riesgo y Poco Retorno. Propio de instituciones que no están en el mercado, sino apoyándolo para sacar nueva tecnología o conocimiento, como por ejemplo los centros de investigación públicos.
¿Lo ideal? Una mezcla de todos los enfoques. Decidirse únicamente por la innovación incremental va a suponer perder muchas oportunidades. Pero tampoco las organizaciones se pueden permitir arriesgarse completamente con ideas muy disruptivas.
Ahí radica precisamente la dificultad y también la grandeza de la innovación.
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