Mucho se ha hablado en este blog sobre la curiosidad pero si todos nacemos curiosos, ¿por qué la curiosidad decae rápidamente después de la infancia? ¿qué es lo que provoca que tantas personas dejen de estar en contacto con ese comportamiento natural a medida que van cumpliendo años y haciéndose mayores? ¿Cómo podemos detener ese declive?
Los resultados de las investigaciones sobre el tema son concluyentes: la influencia de los padres es capital. Si los padres no son curiosos, es difícil que los niños lo sean: Los niños aprenden sobre todo basándose en lo que observan.
También resulta crítico la respuesta que dan los padres ante las preguntas que incansablemente hacen los niños. No responder, o responder tajantemente, no alienta la curiosidad. En lugar de eso, proporcionar respuestas que provoquen nuevas preguntas sí que la potencia puesto que supone algo así como dejar abierto el tema para que el niño pueda realizar una mayor exploración.
La educación recibida en la escuela también es fundamental. Si cuando un niño levanta la mano para hacer una pregunta, el profesor responde algo así como "No puedo contestar preguntas ahora, estamos en un momento de aprender cosas" ello provocará que el niño, poco a poco, deje de mostrar curiosidad.
Así que tanto en casa como en la escuela el apetito por aprender y explorar puede ir desapareciendo con rapidez... o no.
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