Hay al menos una razón para ello: cuando las personas nos centramos en el estrecho campo de visión de una pantalla, nuestro pensamiento es también necesariamente estrecho. Para la generación de ideas creativas, por tanto, este enfoque estrecho constituye un problema.
Como contraste, cuando las personas se reúnen físicamente en una sala para generar ideas y se ponen de pie y empiezan a moverse, el pensamiento de esas personas empieza a moverse también. Las ideas disruptivas proceden al fin y al cabo de poner juntos amplios conceptos que aparentemente no están relacionados.
Ahora bien, las mismas investigaciones subrayan el hecho de que las reuniones virtuales funcionan igual de bien y posiblemente mucho mejor que los encuentros presenciales a la hora de seleccionar las mejores ideas.
Lo que parece evidente es que, cuando se habla de creatividad, los costes y beneficios de tener a las personas trabajando remoto tendrían que estudiarse muy a fondo.
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