Las empresas tienen instaladas muy profundamente en su ADN creencias sobre sus modelos comerciales, sus productos, sus clientes, sus mercados, sus competidores...
Es muy interesante desafiar estas creencias y revisarlas a medida que cambian las necesidades. Identificar cuáles son estas creencias y desafiarlas es un punto crítico para iniciar la senda de innovación.
La mayoría de las innovaciones suponen romper la forma clásica de mirar al negocio y reelaborar la propuesta de valor original.
- ¿Por qué probarse necesariamente la ropa antes de usarla?
- ¿Por qué alquilar los coches por días y no por horas?
- ¿Por qué no escuchar toda la música que uno prefiera?
La respuesta a estas tres preguntas creó negocios muy diferentes a los originales y desafío profundamente la ortodoxia reinante.
Las restricciones siempre son beneficiosas y, en contra de lo que muchos piensan, pueden acelerar en lugar de inhibir el proceso de innovación.
Dar un paso atrás y cuestionar lo que considera que es "verdad" sobre el producto, el modelo comercial y los clientes de la empresa es una forma de impulsar enormemente la innovación.
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