La inspiración es algo enigmático. Todo el mundo sabe identificarla cuando la experimenta. Sin embargo, es muy difícil definir.
La inspiración es un fenómeno fugaz, breve y caprichoso, que surge sin previo aviso, que no se puede provocar ni controlar y que es una fuente inagotable de ideas, proyectos, planes, frases, imágenes, sensaciones... Es el motor que hace que arranque la creatividad.
La inspiración es en realidad un suceso neurológico de extrema complejidad que sólo recientemente la ciencia está comenzando a desentrañar.
Nunca se puede provocar directamente, pero hay factores que pueden favorecer y estimular su aparición. De hecho, hay personas que tienen más a menudo momentos de inspiración que otras. Y no es debido a su personalidad, sino a lo que hacen para favorecer su aparición.
Frente a un problema o un asunto importante, la inmensa mayoría de personas trata de concentrarse, de estrujarse el cerebro. La inspiración funciona justamente al contrario. Las investigaciones científicas señalan que suele hacer acto de presencia precisamente cuando el cerebro está reposando, realizando una actividad que no requiere una gran concentración ni un especial esfuerzo de atención. Como ducharse, lavar los platos, pasear o esperar en el coche a que se despeje un atasco.
Cuando se llevan a cabo ese tipo de tareas, se activa la llamada red neuronal por defecto, un conjunto de áreas cerebrales que se movilizan intensamente cuando la persona está sosegada, sin concentrarse en una tarea concreta. Es cuando parece que no está haciendo nada. Y al revés, cuando centramos nuestra atención en alguna cuestión en concreto, la actividad de la red neuronal por defecto disminuye drásticamente.
Así que ya sabes, realizar tareas externas sencillas que permiten a la mente divagar puede facilitarte la resolución creativa de problemas y estimular la inspiración.
La inspiración es un fenómeno fugaz, breve y caprichoso, que surge sin previo aviso, que no se puede provocar ni controlar y que es una fuente inagotable de ideas, proyectos, planes, frases, imágenes, sensaciones... Es el motor que hace que arranque la creatividad.
La inspiración es en realidad un suceso neurológico de extrema complejidad que sólo recientemente la ciencia está comenzando a desentrañar.
Nunca se puede provocar directamente, pero hay factores que pueden favorecer y estimular su aparición. De hecho, hay personas que tienen más a menudo momentos de inspiración que otras. Y no es debido a su personalidad, sino a lo que hacen para favorecer su aparición.
Frente a un problema o un asunto importante, la inmensa mayoría de personas trata de concentrarse, de estrujarse el cerebro. La inspiración funciona justamente al contrario. Las investigaciones científicas señalan que suele hacer acto de presencia precisamente cuando el cerebro está reposando, realizando una actividad que no requiere una gran concentración ni un especial esfuerzo de atención. Como ducharse, lavar los platos, pasear o esperar en el coche a que se despeje un atasco.
Cuando se llevan a cabo ese tipo de tareas, se activa la llamada red neuronal por defecto, un conjunto de áreas cerebrales que se movilizan intensamente cuando la persona está sosegada, sin concentrarse en una tarea concreta. Es cuando parece que no está haciendo nada. Y al revés, cuando centramos nuestra atención en alguna cuestión en concreto, la actividad de la red neuronal por defecto disminuye drásticamente.
Así que ya sabes, realizar tareas externas sencillas que permiten a la mente divagar puede facilitarte la resolución creativa de problemas y estimular la inspiración.
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