Sucedió poco después del
descubrimiento de América. Se cuenta que estando Colón a la mesa con nobles
españoles, uno de ellos le dijo que el único mérito de haber descubierto las
Américas había sido ser lo suficientemente aventurero para navegar en dirección
occidente más días que cualquier otro y que
cualquier persona que hubiese emprendido una aventura similar a la suya,
hubiera conseguido lo mismo.
Al escuchar este
desprecio, Colón enfadado pidió que le trajeran un huevo. Una vez se lo dieron,
lo colocó sobre la mesa y retó a los presentes a ver si alguien era capaz de
ponerlo de pie. Todos lo intentaron varias veces pero al final el huevo siempre terminaba por rodar hacia alguno de sus
lados. Los nobles concluyeron en voz alta que eso que proponía Colón era imposible de realizar.
Entonces Colón cogió el huevo lo
golpeó levemente contra la mesa y acható uno de sus
extremos quedando el huevo finalmente plantado de pie.
Los nobles quedaron
confundidos y Colón replicó a los nobles diciéndoles que a partir de ahora todos podían poner un huevo
de pie, dado que después de hecha y vista la hazaña, cualquiera sabe cómo hacerla.
De esta manera, demostró Colon a sus contemporáneos que es fácil saber hacer algo cuando sabes
como se hace, pero arriesgarse por primera vez puede llegar a ser frustrante ( y muy trabajoso).
También se dice que Colón lo logró, hirviendo el huevo. Los cortesanos
protestaron dado que consideraban que Colón “habría roto las normas”. Éste contestó que ellos “se
habían impuesto más restricciones de las que debían” para conseguir el
resultado".
Sea lo que sea lo que sucederá realmente, ambos casos nos ofrecen interesantes y realistas consejos para trasladar al mundo de la innovación.
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