Una empresa muy conocida contrataba periódicamente plazas de celador. El funcionario que ocupa una de esas plazas en un lugar concreto siempre rechazaba el trabajo "porque no era su función".
Se decidió investigar cuál era la función asignada y se encontró con que ésta consistía en abrir y cerrar la puerta. Sorprendentemente, hacía años que la puerta se accionaba automáticamente con el paso de las personas...
A un nivel más personal, nos acostumbramos a las cosas. Sin duda se trata de una conducta adaptativa que nos permite reducir la tensión de muchas situaciones.
Ahora bien, un exceso de rutina también es a todas luces contraproducente.
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