Aunque hace tres años parecía que la industria tecnológica había encontrado una nueva mina de oro, lo cierto es que el mercado de los relojes inteligentes no acaba de despegar. Algo que sucede muchas veces en innovación.
Las empresas del sector soñaban con crear una nueva categoría de producto masivo incorporando al reloj de pulsera algunas de las características que habían convertido a los móviles en un objeto imprescindible.
Pero el concepto de reloj inteligente no ha acabado de cuajar. Primero, fue por su estética, luego por sus escasas funcionalidades, y ahora por su enfoque. De hecho, el concepto ha derivado hacia relojes con funciones para deporte y salud y aquí sí que se está notando un incremento de ventas importante.
Pero nada que ver con lo esperado. Las ventas mundiales de smatwatches han caído un 51,6 % en el tercer trimestre (otro tanto, el trimestre precedente). Se esperaba que el desembarco de Apple impulsara a la industria pero a pesar de que la compañía de la manzana lidera el mercado con un 41% de penetración no parece haberse generado la demanda esperada.
¿Triunfaran los relojes inteligentes? Difícil de predecir. Habrá que esperar. Google ha retrasado hasta bien entrado el 2017 la nueva versión de su sistema Android Wear 2.0 y eso ha frenado el mercado porque los fabricantes han optado por mantenerse a la expectativa.
Innovar siempre tiene sus riesgos.
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