Hace unos días Apple presentó sus últimas novedades: el Apple Watch 2 y el iPhone 7.
Por supuesto, los nuevos productos tienen mejores prestaciones pero lo que más ha dado que hablar ha sido que la tradicional salida de audio analógica ha sido sustituida por una salida digital. Un cambio drástico...
La firma de la manzana es buena, muy buena, para moverse en el cambio y también para generarlos.
En los años ochenta, prescindía del segundo botón de los ratones y del color de su sistema operativo en beneficio de la simplicidad. En los noventa, el iMac fue el primer ordenador sin disquetera en beneficio de la red. En 2001, presentó el iPod, un reproductor de audio sin botones; en 2007 el iPhone, un teléfono sin teclado y en 2012 desaparecía el DVD de sus ordenadores.
Todos estos hechos corresponden a grandes cambios en el impacto social de la tecnología: la informática personal, el cambio de modelo de la industria musical, la web móvil y el entretenimiento en streaming. Desde luego, no necesariamente hay entre ello una asociación causa-efecto pero...
Todavía es pronto para afirmar si la desaparición de la salida de auriculares tradicional, triunfará. Pero resulta extremadamente interesante seguir los artículos y los comentarios de mucha gente que niega con rotundidad la posibilidad de que tal avance prospere.
Echando la vista atrás, comentarios similares ya se habían escuchado y leído ante otros avances.
Todo cambio atraviesa primero su fase de negación.
Todo cambio atraviesa primero su fase de negación.
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