A medida que somos adultos, perdemos frescura en nuestro pensamiento. En nuestra etapa infantil, en cambio, la manera en que vemos las cosas es sencillamente diferente.
Los adultos insisten en hacer con frecuencia examenes para medir el conocimiento acumulado (curioso teniendo Google a una tecla).
Las propias preguntas que se plantean en estas pruebas muchas vecen se rigen por una lógica que los niños no necesariamente siguen.
En la foto, respuesta de un niño a la pregunta de un examen.
¡Elemental contestación, querdio Watson!
¡Elemental contestación, querdio Watson!
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