Más allás de la crisis, veo que las ciudades han perdido mucho movimiento en las calles de sus barrios. Hace años, todas las calles estaban repletas de vida y de actividad, sanas y activas.
Hoy, con el envejecimiento de la población y el cambio de modelo en el consumo parece como si se éstas se hubieran ido gastando y marchitando. La prueba la tenemos en esos pequeños negocios y tiendas de toda la vida que han ido cerrando las persianas.
Uno puede encontrar en una gran superficie prácticamente cualquier cosa y eso si mencionar que hoy cualquier persona, sentada cómodamente en la butaca de su casa, puede adquirir através pantalla de su ordenador cualquier producto...
En los últimos años, hemos contemplado sectores que han vivido transformaciones traumáticas en su ámbito de actividad: los videoclubes, las tiendas de música y de videojuegos, las librerías, los kioscos de prernsa, los estancos, las agencias de viaje, etc. Y lo que vendrá!!!
En este contexto, ¿tiene futuro el comercio local? Definitivamente, sí. Eso sí, reinventándose. Para ello conviene que que mediten si los servicios y productos que ofertan son verdaderamente locales o lo suficimientemente singulares como para desafiar a las poderosas industrias que mezclan "low cost", ocio y comodidad.
Por tanto, en mi opinión, los intermediarios entre mayoristas y cliente final tienen los días contados si no son capaces de dotar a sus propuestas de un verdadero valor añadido (personalización y especialización). Este es único futuro.
(En la imagen superior, tienda especializada en percheros para habitaciones infantiles).
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