Una sencilla técnica que recomiendo para fomentar la creatividad es imponer
restricciones artificiales en el modelo actual de negocio.
Este supuesto sumerge a la gente
en una "cruda necesidad" y, por otra parte, supone un ejercicio de
bajo riesgo.
La imposición de restricciones para despertar la innovación puede parecer a primera vista contraria a la intuición (ya he subrayado en este blog la necesidad de explorar "espacios en blanco" y "océanos azules).
Incluso sin unos mecanismos forzados
pasados de moda, muchos denominados "pensadores creativos" harían girar sus
ruedas sin rumbo o nunca saldrían de sus zonas de confort intelectuales.
Los ejemplos que siguen los he utilizado con éxito en distintas sesiones de generación de ideas. Muchos directivos pueden fácilmente imaginar otros ejemplos más a medida para sus propias circunstancias.
Comienza por preguntar a los
participantes que imaginen un mundo en el que deben operar con severas
limitaciones, como por ejemplo las siguientes:
- Únicamente es posible interactuar con los clientes on line.
- Sólo es posible servir a un segmento de consumidores.
- Hay que pasar del B2C para B2B o viceversa.
- El precio de tu producto se redujo a la mitad.
- Tu mayor canal desaparece de la noche a la mañana.
- Debes cobrar un sobreprecio cinco veces más alto por tu producto.
- Has de ofrecer tu propuesta de valor con una empresa asociada.
Una de las empresas con las que
he trabajado adoptó este enfoque, adaptando sus limitaciones y supuso lo
siguiente: "No podemos hablar con los clientes por teléfono," "No
podemos cobrar de los clientes hasta los 100 días” y "No podemos elevar los
precios en los próximos tres años".
El ejercicio ayudó a los directivos
de la empresa a afinar su forma de pensar sobre los posibles nuevos productos y
servicios. En este caso, además, el ejercicio tuvo un inesperado beneficio: los preparó
mejor para una legislación reguladora posterior que, entre otras disposiciones,
limitó la capacidad de los actores de la industria para aumentar los precios.
Como sabes, la creatividad no es
un rasgo reservado para los pocos afortunados. Al sumergir a las personas en
entornos inesperados y al confrontar sus creencias más arraigadas desafiando a la organización a superar las limitaciones más difíciles,
es posible aumentar drásticamente la producción creativa.
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