La práctica de la “escucha creativa” implica salirse de
la propia experiencia e identificar el valor de la idea de otra persona, con
la intención de construir a partir de ella.
Sin duda, los avances creativos y las soluciones
innovadoras requieren de la escucha creativa. Por desgracia, es una habilidad no
demasiado común en muchas organizaciones. De hecho, suele suceder todo lo
contrario. Cuando alguien comparte no ya una “idea loca” sino una idea que se
sale de lo normal, la tendencia primera es citar todas las razones por las que
no funcionaría y, desde luego, apelar al infalible “Sí, pero…” como respuesta.
La habilidad de la escucha creativa es clave en el buen
teatro de improvisación: los actores escuchan las palabras del actor que acaba
de hablar y, a pesar de no haberlas escuchado nunca anteriormente, construyen
sobre esas palabras para continuar la narración. Los improvisadores la llaman la regla
del “Sí, y…”.
Imagínate el
potencial sin explotar que puede ser liberado si las personas abriésemos
nuestras mentes y nuestros oídos y respondiésemos con un “Sí, y…” a las ideas
de los demás.
Por cierto, una pregunta indiscreta: ¿qué idea has generado
recientemente gracias a la escucha creativa?
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