El 29 de mayo
de 1913
Igor Stravinski estrenó, en el recién inaugurado teatro de los Campos Elíseos de
París, la que posteriormente sería una de sus más célebres composiciones: La consagración de la Primavera. En esa época Stravinski era un recién llegado,
muy joven, y que apenas estaba saliendo del anonimato.
Era un poco único, es verdad. En esa época la
mayoría de los ballets danzaban con una coreografía elegante con bellas armonías
con arreglos clásicos. La obra de Stravinski utilizaba
intencionadamente notas armónicas pero éstas eran coreografiadas alrededor de temas
principalmente paganos y como si prácticamente
fueran la misma pieza.
En el estreno, la reacción del público también fue única
ya que desde las primeras notas de apertura, gran parte del público empezó a mostrar su descontento y
empezaron a abuchearle. Stravinski y parte de los partidarios del público trataron
de seguir y de reponerse pero los abucheos continuaban e incluso iban a más. Las
dos facciones del público empezaron a enfrentarse y a discutir airadamente
entre ellos. Estos enfrentamientos se convirtieron en peleas dentro del teatro ante lo cual la policía tuvo que intervenir para
calmar a la multitud y posibilitar que la representación siguiese adelante. Cuando la representación pudo seguir reaparecieron las muestras de
descontento, las discusiones entre el público y también las peleas. El propio Stravinski tuvo que refugiarse en
su camerino por razones de seguridad
Años después, la historia reconocería a Stravinski. De
hecho su actuación en La consagración de la
Primavera se cita como uno de las obras cumbres en la historia de la
música. De hecho, esa obra que volvió loco a mucha gente el día de su estreno,
ahora es mostrada a los niños de todo el mundo desde que Walt Disney, en 1940, eligió
La consagración de la Primavera como
música de la película Fantasía.
Hoy en día, todo el mundo coincide en señalar
La consagración de la Primavera como una de las obras más revolucionarias y
trascendentales de toda la música clásica. En algún sitio, incluso, he leído que
hay quien fija el día del estreno como la fecha del "comienzo de la música
moderna".
Desafortunadamente la reacción que el público
tuvo con Stravinski no es única ni exclusiva. Sucede repetidamente cuando se
presenta una idea y la reacción inicial es: rechazo.
La innovación contiene dos elementos que muchas
veces no son fácilmente miscibles: que la idea sea nueva y que la idea sea
útil.
Ahora bien, para que la idea sea nueva tiene
que ser necesariamente desconocida y, de una manera u otra, eso amenazará siempre
el status quo y las viejas formas de
hacer. Por otra parte, siempre que se intenta juzgar una idea con el filtro del
viejo paradigma es difícil contemplar el potencial de la nueva idea.
Para acabar, voy a exponer una intuición: quizá muchas
veces no necesitemos tanto de grandes ideas sino sólo mejores ideas y reconocer
las ideas de lo que nos están presentando. En otras, palabras reconocer las
ideas que tenemos delante.
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