Sin lugar a dudas, el juego es la mejor manera de aprender. Todos hemos aprendido de esa manera cuando éramos niños. De igual forma que los niños aprenden y resuelven sus problemas a través del juego, los adultos podemos hacer lo mismo.
Las investigaciones en neurociencia han demostrado que existe una profunda conexión entre las manos y la mente. De hecho, cada mano es responsable de uno de los hemisferios, el racional y el creativo, de forma que al expresarnos con las manos liberamos los pensamientos inconscientes, emocionales y creativos.
Hace unos días trabajaba con un grupo con Lego Serious Play. La idea es jugar con piezas de Lego. Las personas de la organización, sin importar el rol que desempeñan, aportan a los demás sus ideas, sus emociones y su experiencia sobre un determinando asunto o problema.
La gente aprende haciendo y es sorprendente las ideas fantásticas que surgen. Y sin ninguna discusión.
La potencia de Lego Serious Play es que no se trata únicamente de una herramienta sino de una metodología (de ahí que sea preciso estar certificado para poder "explotarla" a fondo) diseñada para que cada participante pueda expresarse en distintas dimensiones. Esencialmente, la gente tiene cuatro minutos para responder a una pregunta determinada a través de la construcción de una figura con piezas de Lego.
La construcción a la postre refleja el modelo mental de esa persona y sus emociones.
¿Cuándo utilizar esta metodología? En todas aquellas situaciones en las que personas distintas puedan eventualmente tener perspectivas diferentes.
Aunque algunas personas siempre llegan a estas sesiones con ciertas reservas sobre la metodología, al poco tiempo comprueban cómo jugar puede ser algo de lo más serio, enriquecedor y útil para afrontar problemas.
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