Cuando las personas construimos cosas en el mundo, al mismo tiempo construimos mentalmente teorías y conocimientos. Posteriormente, este nuevo conocimiento nos permite construir cosas aún más sofisticadas, lo cual a su vez genera más conocimiento y así continua el proceso en un ciclo que se refuerza a si mismo.
Por esta razón, el aprendizaje se da especialmente bien cuando construimos activamente algo externo a nosotros mismos.
Los investigadores de una universidad americana quedaron profundamente marcados por la experiencia de observar cómo un grupo de estudiantes trabajaba
activamente en la creación de esculturas de jabón en la clase de artes
plásticas.
Los investigadores quedaron anonadados por el grado
de compromiso de los alumnos, la creatividad y originalidad de los
productos, la interacción y colaboración entre ellos. Al parecer, la clave era la simple diversión y placer que generaba la propia experiencia en sí.
Cuando pensamos a través de los dedos liberamos energías creativas, modos de
pensamiento y formas de ver las cosas que de otra manera nunca expresaríamos.
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