La creatividad tiene muchos componentes sociales. Podemos dar con una idea "muy buena" o novedosa pero si los demás no consideran que lo sea, que tenga utilidad o posea alguna función que éstos consideren que merezca la pena, esa idea tendrá poco recorrido.
Existen multitud de ejemplos de ello en diferentes campos. Dos ingenieros norteamericanos, Marc Chavannes y Al Fielding, llevaban tiempo trabajando en un papel de burbujas de aire
destinado a empapelar paredes. También intentaron comercializar ese papel como protector en invernaderos. No fue aceptado.
Durante un viaje en avión, Chavannes se fijó en cómo las nubes
parecían envolver suavemente el avión (otra vez, la naturaleza como fuente de inspiración) y entonces se le ocurrió la idea
de usar el papel de burbujas que habían inventado como protector para embalar, sustituyendo así al papel de periódico que era habitual hasta el momento.
De esta manera nació el Bubble Wrap (o papel de burbujas) y en 1960 se fundó la Sealed Air Corporation
destinada a comercializar dicho producto.
En esta ocasión, el éxito fue casi instantáneo
y su utilidad muy evidente (las bolsitas llenas de aire y espaciadas regularmente que
sobresalen - las burbujas- proporcionan amortiguación a los artículos delicados o frágiles).
El papel burbuja (o Bubble Wrap) es a día de hoy tan popular que el último lunes de enero de cada año se celebra un homenaje en su honor.
Así que si, finalmente, quieres saber si tu idea es "buena" tal vez merezca la pena validar con los demás qué les parece.
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