El turismo es una actividad de ocio de primera magnitud, pero no figura entre las actividades cotidianas de ciertos grupos de población.
A pesar de que vivimos en una sociedad desarrollada en la que viajar ya no es considerado
un lujo, existen colectivos que nunca han viajado.
Así, uno de cada 10 españoles jamás ha pasado una noche fuera de su
provincia. Cerca del 15% no ha salido nunca de su comunidad autónoma de
residencia. Y sólo el 52% ha viajado alguna vez en su vida al extranjero. En 2009, apenas un 7% de la población española traspasó las fronteras del país.
Estos datos sorprenden enormemente en una época en la que el desarrollo de las
comunicaciones, la popularización de los paquetes vacacionales y el
abaratamiento de medios de transporte como el avión hacen más fácil la
movilidad.
No cabe duda que el turismo como actividad de ocio aporta a las personas importantes beneficios (que además revierten en un
enriquecimiento de la sociedad): contribuye al bienestar
del individuo, mejora su autoestima, incrementa sus habilidades sociales
y su red de relaciones, y ensancha las perspectivas y visiones de nuestro particular mundo.
Decía Cervantes que "para aprender, viajar y leer". Idéntica sugerencia es también válida para fomentar la creatividad.
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