La intuición es una forma fácil, rápida y automática de pensar (esa "sensación visceral") con la que con nos guiamos a la hora de llevar a cabo nuestras acciones. Contrasta con el pensamiento analítico que es deliberado, sin prisas y orientado al detalle.
Las personas que tienen mucha confianza en su intuición tienden a preferir esta forma de pensar sobre el pensamiento más analítico y además depositan su total confianza en la exactitud de estas decisiones intuitivas. Tener esa confianza en la propia intuición ayuda enormemente a la creatividad, dado que el pensamiento creativo a menudo implica dejarse llevar por el aprovechamiento del pensamiento intuitivo, de la "corazonada".
La confianza en la intuición se puede desarrollar gradualmente utilizando y evaluando tus juicios intuitivos en circunstancias de bajo riesgo, para a continuación utilizar esas decisiones exitosas basadas en la intuición como estímulo para otras tareas más importantes.
La próxima vez que tengas la oportunidad de tomar una decisión de bajo riesgo, utiliza tu "sensación visceral" (por ejemplo, cuando trates de responder a una pregunta en un determinado juego o cuando se te formule una pregunta de la que no estás muy seguro), procura tomar la decisión inmediatamente y a continuación trata de confirmar cuál es la respuesta correcta.
Muy a menudo, comprobarás que tus respuestas instintivas son correctas. El paso siguiente es empezar a poner en marcha esos juicios automáticos en el trabajo cuando trates de resolver problemas o cuando realices un "brainstorming", y reconocer conscientemente los beneficios de tus juicios instintivos y el beneficio que suponen.
Este enfoque gradual te facilitará disponer de un patrón para confiar en tu intuición y te ayudará a desarrollar tu aptitud creativa.
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