Reflexionaba el otro día con un colega sobre el modo de obrar de determinados personajes de ficción: Bob Esponja, Forrest Gump, Sid el Perezoso (en "La Edad de Hielo"), etc.
Concluíamos que todos estos personajes coinciden en el hecho de no tomarse las cosas personalmente. Parecen vivir el momento presente con intensidad y son un poco diferentes, extraños.
No "encajan" porque viven fuera de las convenciones y expectativas de la sociedad. Si eres seguidor de estos personajes sabrás que siempre hay muchas personas a su alrededor emitiendo juicios sobre ellos. Por cierto, si conoces a alguien en la vida real como ellos que tenga estas mismas cualidades, ¿cómo te sientes en su presencia?
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Parte de su libertad es la aceptación de sus "rarezas" individuales con tal de mantenerse fieles a sí mismos. ¿Qué tiene de malo si no encajan? ¿Quién es más feliz y más libre?
Lo mismo sucede cuando reconectamos con nuestra autenticidad y permitimos que salga a la superficie. Es verdad que es probable que algunas personas ya no nos acepten como lo hacían antes. Incluso puede que recibas ciertas etiquetas y calificaciones. Si el coste de llegar ser tú mismo te supone cargar con la etiqueta de "raro" o de "diferente", acepta ese coste. Llévalo como una validación de tu progreso hacia la autenticidad.
Tener el coraje de expresar tu verdad también puede provocarte el respeto y la admiración de determinadas personas a tu alrededor. Ellos, como tú, reconocerán la autenticidad en cuanto la vean.
En el vídeo, una rareza auténtica.
Creatividad es ser auténtico.
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