Rentabilidades pasadas no garantizan éxitos futuros. Y si no, que se lo digan a Kodak. Un apellido mítico en el mundo de la imagen.
En
1884 patentó lo que sería el rollo de película y cuatro años más tarde
puso a punto una máquina para emplearlo. George Eastman bautizó la
compañía buscando una palabra sin sentido que empezara por la letra K,
una de sus preferidas.
La cámara Brownie, vendida al precio de un dólar
en 1900 popularizó la captura de fotos. Además de su gran negocio en el
mundo del cine, Kodak entró en otros sectores como la industria del
microfilme o el de las aplicaciones médicas. En los años
cincuenta sufrió numerosas condenas por abuso de posición dominante.
La empresa llegó a tener en el mundo 145.300 empleados en 1988 (no hace
tanto, ¿verdad?), hoy "apenas" tiene 18.800 trabajadores.
Paradójicamente, la empresa inventó la primera cámara digital en
1975. Pero eso no ha sido suficiente. La empresa no ha sabido adaptarse a las
nuevas condiciones de mercado, donde no sólo ha tenido rivales
japoneses como Canon, Nikon o Sony sino también actores que no provienen
del mundo de la fotografía como HP, Apple o Samsung.
Hace sólo unos días, se publicaba que la empresa está al borde de la suspensión de pagos. La empresa insiste que no se plantea echar el cierre, sin embargo sus acciones llevan cotizando más de mes por debajo de un dólar...
Va
a ser difícil que recupere el terreno perdido. Probablemente, las
decisiones clave las tenía que haber tomado hace 10 años y ahora ya
están muy lejos de los rivales. Sin embargo, otros grupos lo han logrado. Ahí tenemos a Apple que dio un vuelco hace una década. O incluso a IBM con su orientación a los servicios. Aunque , también es verdad, ni Apple ni IBM vivieron un deterioro tan terrible como el de Kodak...
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