No son pocos los grupos que sobreestiman su capacidad para tomar una decisión de calidad, por lo que el comportamiento habitual de sus miembros es guardar silencio cuando perciben dificultades en la decisión que se está tomando.
Muchas veces, incluso, el grupo tiende a presionar a aquellas personas que plantean dificultades para que asuman sin críticas la decisión de grupo.
Este proceder conduce a que las alternativas a considerar sean incompletas y, muchas veces, a que se omita la búsqueda de más información.
La preocupación de muchos grupos por conseguir el consenso es uno de los mayores asesinos de la creatividad.
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