Cuenta la leyenda (y en el mundo del jazz de eso no andan precisamente escasos) que, en el curso de una interpretación, el gran Louis Armstrong olvidó la letra de la canción y siguió cantando sin sentido. Había nacido el "scat", es decir, improvisaciones vocales sin texto realizadas sobre una melodía al estilo de las improvisaciones de los instrumentos de viento. En ellas, se utilizan únicamente sílabas u onomatopeyas sin sentido gramatical que buscan el acercamiento de los cantantes a la técnica instrumental.
Nunca una casualidad tuvo tan buenos resultados... y no sólo momentáneos. El éxito fue inmediato, al público le encantó la innovación y ello obligó al músico a seguir trabajando en esa línea (la gente se lo pedía a gritos en cada concieto).
A partir de ahí nació una tendencia que marcó una parte de la historia de la música (no sólo del jazz). Y es que equivocarse, contrariamente a lo que muchos pensamos puede reportar interesantes y creativos resultados.
(El vídeo recoge el tema "How high the moon" de Ella Fitzgerald que atesora ese poderío para expresar sin palabras)
La audición de un magnífico disco de Louis Armstrong y Ella Fitzgerald me inspiró el otro dia esta entrada.
Comentarios
Desde luego, podría hacerse un catálogo con equivocaciones que han devenido en auténticas innovaciones.
Con todo, la mayor equivocación es no hacer nada. Acabo de leer una historia apasionante en ese sentido del mundo de la automoción. Se trata de concepto "minivan" que supuso una revolución cuando Chrysler inauguró este segmento en 1984.
Resulta que tanto GM como Ford tenían la minivan en sus mesas de diseño desde hacía años pero no se atrevían a lanzarla al mercado por temor a que afectara a las ventas de sus propias furgonetas.
Para que nos hagamos una idea del error de cálculo: en 1994 el segmento "minivan" representaba en USA ¡el 50 % del parque automovilístico!.