Se trata de un fenómeno definitivamente implantado en las industrias (desde los fabricantes de material deportivo hasta los de material médico).
En un época en la que cada vez existen más forofos de la tecnología, aficionados a los pasatiempos y personas a las que les gusta hacerse las cosas ellas mismas (todos ellos con permanente acceso a Internet), los usuarios más comprometidos con un producto suelen mejorarlo mucho antes que el propio fabricante.
Por ello, las empresas que aspiran a destacar en mercados muy dinámicos invitan a sus usuarios a participar en el diseño del producto.
Zapatos, camisetas, corbatas, material deportivo, y hasta ¡coches.!.. cualquier empresa es susceptible de acogerse a este modelo. Al fin y al cabo es una fórmula de bajo coste y alta participación con enormes posibilidades de crecer.
(Por cierto, en un estudio realizado por 3M, se concluyó que las ideas para productos de los usuarios innovadores tenían unas ventas ocho veces superiores a las ideas generadas internamente por la empresa. Y es que al fin y al cabo, los usuarios sabemos exactamente qué deseamos).
En la imagen, zapato Fluevog. La empresa solicita ideas a sus clientes y convierte sus esbozos en zapatos.
Comentarios