Un cambio en un pequeño elemento puede tener grandes repercusiones. Por ejemplo, modificar el envase de un producto puede tener una repercusión tremenda en la cuenta de resultados de cualquier empresa.
En lo últimos tiempos, todos hemos sido testigos de cómo las botellas de aceite han dejado de ser redondas (ahora son cuadradas: ocupan menos espacio en las cajas y en el lineal), de cómo el brick de un litro de leche presenta formatos muy variados, de cómo el medicamento de toda la vida ha cambiado su embalaje tradicional en un sobre a uno que parece el de un azucarillo, ...
Muchas empresas de distintos sectores tienen departamentos o grupos de personas que se dedican exclusivamente a pensar en cómo reducir costes con pequeñas modificaciones en el producto o en lo que rodea a éste (Mercadona, Almirall, Ikea, ...)
Me contaba el director de una tienda de Ikea un caso específico: cómo gracias a la reducción de un milímetro de cera de uno de sus modelos de vela, lograron encajar unas dentro de otras optimizando así el embalaje y, como consecuencia de ello, el transporte. Con esta idea se pasó de 252 bolsas de 100 velas por palé a 360. Ikea dedujo así en 18.571 los palés necesarios para transportar la misma cantidad de producto.
Modificaciones pequeñas generan grandes soluciones (y grandes ahorros).
Comentarios
Me ha gustado, me ha gustado :))