Hasta hace muy poco tiempo, la úlcera péptica (la denominada úlcera de estómago o de duodeno) constituía un grave problema de salud que afectaba a muchas personas. A los pacientes solían recetarles antiácidos durante larguísimos años y a numerosos pacientes les practicaban traumáticas operaciones para extraerles parte del estómago o incluso su totalidad. ,
Un joven médico australiano sugirió que quizá la úlcera péptica podría deberse a una infección. El colectivo médico y los investigadores clínicos no sólo no se tomaron esa posibilidad en serio, sino que se mofaron de él. Para ellos, resultaba evidente que el ácido hidroclorídico del estómago mataría sin duda ninguna a cualquier bacteria.
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Muchos años más tarde, Barry Marshall, Premio Nobel de Medicina en 2005 (así se llamaba el joven médico), demostró que su idea era cierta. Dispuesto a confirmar que la causa de las úlceras estomacales eran una bacteria, Marshall incluso se inoculó a sí mismo la bacteria 'Helicobacter pylori' para comprobar en sus propias carnes los efectos del germen.
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A partir de aquí, no fue necesario nunca más operar o extirpar el estómago por esta causa. Únicamente había que tomar antibióticos durante una semana.
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La posibilidad es, sin duda, la clave de la creatividad.
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