Como suele suceder muy a menudo, el invento en cuestión tuvo lugar para solucionar un problema.
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En 1938, el húngaro Laszlo Biro inventó un bolígrafo que tuvo éxito a nivel mundial. La idea surgió en cuando eejercía como periodista. Como no trabajaba continuamente, a menudo la tinta de su pluma se secaba y cuando debía realizar una entrevista, tenía que pedir prestada una porque la suya no funcionaba.
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La visión en la imprenta de la máquina rotativa imprimiendo diarios sin provocar manchas desagradables, con una tinta que se secaba una vez impresa en el papel le hizo preguntarse si no se podría simplificar este enorme mecanismo y hacerlo más simple para escribir a mano. De tal razonamiento surgió el bolígrafo, que consistía en un cilindro lleno de tinta con una bolilla metálica en la punta, capaz de girar. Al bajar la tinta por acción de la gravedad, debía impregnar la esfera giratoria, fluir sobre el papel al escribir y secarse de inmediato.
La visión en la imprenta de la máquina rotativa imprimiendo diarios sin provocar manchas desagradables, con una tinta que se secaba una vez impresa en el papel le hizo preguntarse si no se podría simplificar este enorme mecanismo y hacerlo más simple para escribir a mano. De tal razonamiento surgió el bolígrafo, que consistía en un cilindro lleno de tinta con una bolilla metálica en la punta, capaz de girar. Al bajar la tinta por acción de la gravedad, debía impregnar la esfera giratoria, fluir sobre el papel al escribir y secarse de inmediato.
Posteriormente, vendió su patente a Marcel Bich, un visionario francés, quien popularizaró el invento, al desarrollar un bolígrafo de bajo costo. En 1953, salió de su fábrica el primer bolígrafo con la marca BIC, derivada de la pronunciación de su apellido, al que le quitó la “h” final.
Lo más importante de su modelo, con punta de tungsteno y cuerpo hexagonal de poliestireno transparente, es que era desechable y, en consecuencia, más barato. Su creación se apoderó rápidamente del 70% del mercado europeo. Hoy se venden 15 millones de bolígrafos al día en todo el mundo.
Por cierto, Bich, años más tarde, tuvo otras dos extraordinarias ideas comerciales: el encendedor de gas y la máquina de de afeitar desechable. Ambos objetos conectan de lleno con fascinantes historias creativas pero eso ya son otras historias.
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