La mayoría de las personas acepta que las recompensas promueven un mejor desempeño.
Sin embargo, distintas investigaciones sugieren que esta ley no es tan rigurosa como se piensa. Las recompensas pueden bajar los niveles de desempeño, especialmente cuando el desempeño implica creatividad.
Gran parte de la investigación sobre creatividad y motivación ha sido realizada por Theresa Amabile, de la Universidad de Brandeis. En un experimento realizado con estudiantes de educación básica y de universidad hizo dos grupos. A ambos grupos se les pidio realizar collages "tontos". También se les pidió a los niños que inventaran historias.
Los proyectos menos creativos, según lo calificaron varios profesores, fueron hechos por aquellos estudiantes con quienes se había convenido recompensas. Amabile consideró que el trabajo "por encargo", en general, pudiera ser menos creativo que el trabajo que se hace por puro interés.
Más adelante, Amabile pidió a 72 escritores creativos de la Universidad de Brandeis y de Boston que escribieran poesía. Entonces a algunos estudiantes se les dió una lista de razones extrínsecas (externas) para escribir, tales como impresionar a los profesores, ganar dinero y graduarse en la universidad y se les pidió pensar en sus propios escritos con respecto a esas razones. A otros se les dió una lista de razones intrínsecas: el disfrute de jugar con palabras, satisfacción de auto-expresión y otras. A un tercer grupo no se le dió ninguna lista.
Los resultados fueron concluyentes. Los estudiantes a quienes se les dió las razones extrínsecas escribieron no sólo de forma menos creativa que los otros (según lo juzgado por 12 poetas independientes) sino que la calidad de su trabajo bajó perceptiblemente.
Las recompensas tienen, en consecuencia, este efecto destructivo sobre todo con tareas creativas, incluyendo solución de problemas de alto nivel. Es decir, el interés intrínseco en una tarea (algo es valioso de hacer por su propia razón) declina cuando alguien es recompensado por hacer esa tarea. Si una recompensa (dinero, premios, elogios o ganar una competición) llega a ser vista como la razón número uno para "engancharse" a una actividad, esa actividad será vista como menos agradable que por su propia razón.
En consecuencia, lo mejor: crear por crear. Y a disfrutar de ello.
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