Tomar decisiones siempre es arriesgado. En la empresa, todavía más porque te pueden echar la culpa. Según qué cultura tenga la organización, las personas tienen que tener mucho cuidado con las decisiones que toman.
Sin embargo, lo que se precisa es que las empresas confíen en las personas y les dejen hacer lo que consideren que es lo mejor (aunque, claro está, no siempre den en el blanco).
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El porqué muy pocas empresas adoptan esta estrategia está relacionado con el hecho de que hacerlo exige un esfuerzo, ya que para ello ha de comunicarse con las personas.
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