Definido por Csikszentmihalyi, psicólogo norteamericano de origen húngaro, como un estado particular de alto rendimiento y disfrute, se trata de esos momentos en que nuestro rendimiento fluye sin que nos suponga esfuerzo, al tiempo que nos sentimos concentrados en la actividad porque nos gusta, perdemos la noción del paso del tiempo y experimentamos una cierta euforia.
De estos momentos o estados podemos decir (entre otras cosas):
- Se producen cuando encaramos desafíos que podemos asumir.
- Estamos absolutamente concentrados en la actividad.
- Hay metas claras que conseguir.
- Nos despreocupamos de los riesgos o peligros que la actividad conlleva.
- Perdemos la noción de nosotros mismos.
- El sentido de la duración del tiempo se altera.
- La actividad viene a constituir un fin en sí misma.
- Sentimos cierta íntima euforia de triunfo.
Lógicamente, no podemos estar en flujo durante toda la jornada de trabajo, pero para desarrollar la actividad creativa resulta fundamental fluir.
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