Uno
de los aspectos más desafiantes de la innovación tiene sus raíces en un
concepto llamado fijación funcional. La fijación funcional es la incapacidad
para darse cuenta de que algo que sabemos que tiene un uso particular, también
se puede utilizar para realizar otras funciones. Cuando uno se enfrenta a un
nuevo reto creativo, la fijación funcional bloquea nuestra capacidad para
utilizar las viejas herramientas de nuevas maneras.
Fue el psicólogo Karl Duncker quien
acuñó el término fijación funcional para describir las dificultades en la
percepción visual y en la resolución de problemas que surgen cuando un elemento
de una situación global tiene una función (fija) que tiene que ser cambiada
para adoptar la percepción correcta que nos permitiese encontrar soluciones.
En su famoso
"problema de la vela" la situación quedaba definida por los objetos:
una vela, una caja de tachuelas y una caja de cerillas. La tarea
consistía en fijar la vela en la pared sin ningún elemento adicional. La
dificultad de este problema surge precisamente de la fijación funcional de la
caja de tachuelas. En la situación inicial del
problema, es un recipiente pero ha de utilizarse como si fuese un estante para hallar la solución.
Roni Horiwitz va todavía más lejos. Según su opinión es casi
imposible que el cerebro humano pueda producir un pensamiento fresco y único.
Cada pensamiento, opinión o idea de alguna manera está relacionada con los
conceptos previos almacenados en el cerebro. Debido a ello, a menudo somos
incapaces de ver la solución a un problema, aunque salte a la vista. Estamos
muy conectados con lo que sabíamos antes. No sólo no podemos prescindir de este
hecho, sino que también nos esforzamos denodadamente para anclar todo a su alrededor
y poder explicar así lo que está pasando.
La fijación funcional es un fastidio. Afecta a la forma en que pensamos y en la que vemos cada parte de nuestras vidas. En el trabajo, tenemos fijación funcional sobre nuestros productos y servicios, sobre los clientes y competidores, y sobre futuras oportunidades. Probablemente, la forma más perjudicial de fijación funcional es cuando estamos atrapados en nuestro modelo de negocio actual. No podemos ver más allá de lo que hoy estamos haciendo. No desafiamos nuestras suposiciones. Seguimos creyendo que lo que antes era verdad sigue siendo cierto. Este "punto ciego" perpetuo es el más peligroso para nuestro potencial innovador.
Afortunadamente, hay una manera de abordar la fijación
funcional: utilizar herramientas de innovación
estructurada que nos ayuden a ver los problemas y las oportunidades de nuevas
maneras. Una renombrada cita señala:
"No
es lo que no sabes que lo que hará que lo consigas.
Es lo que sabes lo que no
hará que lo logres"
Comentarios
Me alegro de que te haya gustado.
Saludos.
Mil gracias.
Andrés
Otra de las barreras para ser innovadores es la habituación: resolvemos un problema de una manera concreta y usamos esa misma forma de abordar y de tratar de resolver problemas de manera persistente y mecanizada, a pesar de muchas veces existan otras formas más fáciles y rápidas.
El síndrome del "yo siempre lo he hecho así" es una práctica concreta de esta barrera. En la entrada que he publicado sobre el tema en este blog encontrarás más información sobre el asunto.
Saludos,
Manuel
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Suerte!
La verdad me ayudara en mucho aspecto el articulo..