A partir de un objeto arqueológico, se desarrolla una idea que se convierte en imagen. Se produce por tanto una síntesis, una reinterpretación o una deconstrucción de ese modelo para luego volver a crearlo con una expresión propia.
No es algo sencillo. En algún momento se ha de dejar de lado el objeto original y dar prioridad a las interpretaciones personales.
Contornos, formas, luces, sombras, profundidades, punto de vista, colores y técnicas se barajan de una u otra forma en el objeto de la creación, donde al final puede vislumbrarse el objeto original que ha servido de inspiración en mayor o en menor medida.
Picasso, Gauguin, Giacometti, Modigliani, Rodin, Le Corbusier, Kahn... se sirvieron de distintos elementos arquitectónicos para inspirarse y crear desde ahí nuevas obras.
Cualquier cosa es susceptible de inspiración.
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