Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2021

Inventos casuales

Sophie tenía que salir a una fiesta y quería recogerse el pelo. No encontraba ningún coletero y, en su lugar, se puso un cable de teléfono. Al día siguiente, se percató de que su pelo seguía en su sitio. Había dado con una idea. Gomas enrolladas como un cable y que hacen las veces de coletero. Si esa idea te parece ridícula o te ríes de ella, es perfectamente comprensible. Es la misma reacción con la que se encontró Sophie cuando fue presentando su idea por las empresas y grandes cadenas.   Vistas esas reacciones, al final, decidió emprender por su cuenta. Encontró un fabricante chino que le hizo los primero coleteros. Meses después, recibió un pedido de una cadena de parafarmacia británica de 20.000 paquetes de gomas. La idea había fraguado. Hoy, la empresa, factura 20 millones de euros anuales y Sophie es considerada por la revista Forbes como una de las jóvenes de menos de treinta años más influyentes de Europa. 

Fracasar para cambiar de rumbo

James, presentó su producto a las principales marcas de aspiradoras. Confiaba en éstas aprovecharan la oportunidad de obtener la licencia de la primera barredora sin bolsa. Sin embargo, recibió el mismo tipo de reacción helada que otro colega había recibido de sus jefes en Kodak, y por una razón similar: la nueva tecnología se contemplaba como una amenaza para el modelo de negocio de las empresas, según la cual los clientes pagaban por las máquinas una vez y por las bolsas de forma regular. James no se rindió. Consideró que no le habían dado una razón convincente para rechazar su propuesta.  Ofreció  su diseño a una empresa japonesa sin ninguna historia en aspiradoras y, por lo tanto, sin motivo para proteger las ventas de bolsas. Esta empresa c omercializó, exclusivamente en Japón, la aspiradora como un aparato futurista para consumidores orientados al lujo, bajo el nombre G-Force.  Las ganancias obtenidas por el rotundo éxito que obtuvieron estas aspiradoras ayudaron a James a fabric

Vivir en tu horario natural

El amanecer beneficia las personas favorecidas con el el cronotipo denominado "alondra", esto es, a los madrugadores. Y también, en general, los "alondra" salen beneficiados con los horarios laborales.  Igualmente, los horarios de trabajo estándar fuerzan a los noctámbulos a un ritmo antinatural. El desempeño laboral de los llamados "búhos", en su conjunto, es mucho menos óptimo por las mañanas, y sin duda les impide expresar su verdadero potencial al final de la tarde y temprano en la noche, ya que a esas horas, los horarios de trabajo ya han terminado.   Los "búhos" piensan que sacrifican su sueño para trabajar en momentos que consideran ridículos (¿una reunión a las 8 de la mañana?).    La pandemia, sin embargo, ha favorecido el privilegio de levantarse más tarde a millones de nuevos teletrabajadores. Durante el encierro, la mayoría de personas comenzaron sus días más tarde, aunque no había vida nocturna que les mantuviera despiertos.  Como el

Demasiada creatividad puede constituir un peligro

La creatividad es, por supuesto, indispensable para la innovación. Pero demasiada creatividad puede llegar a ser contraproducente.  Y es que el apetito por nuevas ideas puede anular la necesidad de mantener el rumbo.  La creatividad se basa en la curiosidad y en la apertura. La curiosidad impulsa nuestras preguntas y nuestras sensaciones: la búsqueda de patrones, causalidad y oportunidades, y nuestros esfuerzos por cerrar la brecha entre lo que sabemos y lo que no sabemos. Pero la curiosidad ilimitada también puede llevarnos por una ruta equivocada. Es posible que nos despistemos con cualquier pequeña cosa novedosa que vayamos encontrando y perdamos de vista nuestro propósito original.  De manera análoga también corremos el peligro de quedar sumidos en la reflexión, tratando de planificar situaciones para cada contingencia.

Innovar no es crear

Crear es hacer algo que no existe, cosa que es prácticamente imposible. Crear es no copiar. Innovar es la adaptación de modelos de éxito. Además, conviene que tener una cosa muy clara: si no hay éxito, no hay innovación.