Las grandes ideas no siempre llegan después de largas horas de análisis. A veces aparecen sin avisar, en medio de una conversación, mientras caminamos o justo antes de dormir. A eso lo llamamos una ocurrencia. Esto es, una chispa inesperada que puede convertirse en algo extraordinario.
En el mundo de la creatividad, las ocurrencias son materia prima. No son ideas perfectas ni completas, pero tienen algo esencial: potencial. Muchas innovaciones, proyectos artísticos y soluciones originales comenzaron como pensamientos aparentemente absurdos o improvisados.
Ahora bien, ¿por qué subestimamos las ocurrencias? Porque solemos asociarlas con lo poco serio o lo poco planificado. Frases como “solo fue una ocurrencia” pueden sonar a error o pérdida de tiempo.
Sin embargo, la creatividad no nace del control absoluto, sino de la libertad de pensar sin filtros iniciales.
Para aprovechar una ocurrencia creativa puedes seguir estas pautas:
Anótala inmediatamente. Las ocurrencias son frágiles y se evaporan rápido.
No la juzgues de entrada. La evaluación viene después, primero deja que crezca.
Juega con ella. Pregúntate “¿y si…?” y explora posibilidades.
Conéctala con otras ideas. Muchas ocurrencias brillan cuando se combinan.
Tener ocurrencias no es cuestión de suerte, sino de actitud. Cuanto más curiosidad, observación y apertura tengas, más espacio le das a que aparezcan. La creatividad se entrena permitiéndote pensar diferente, incluso - y sobre todo - cuando parece poco lógico.
La próxima vez que tengas una ocurrencia, no la descartes. Tal vez no sea la idea final, pero podría ser el comienzo de algo increíble.
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