Revolucionó la historia del jazz por su forma de interpretar la trompeta. Su canto, con una aproximación melódica particular, también fue transgresor. Se trata de Louis Armstrong.
Cuando en los inicios del siglo XX el jazz, todavía en formación, era una actividad colectiva, Armstrong despuntó como solista. La forma en que tocaba la trompeta no tenía precedentes.
El denominado sonido "Satchmo", cambió las reglas y la estructura con ráfagas de viento sonoro y un torrente de inventiva sin fin para interpretar su instrumento, al que hizo un vehículo de belleza y potencia que impulsaba el soplo de sus labios.
En cierta ocasión, grabando el tema Heebie Jeebies a Louis se le cayó al suelo la letra de la canción. No la sabía de memoria y, mientras recogía el papel del suelo, improvisó para que su voz se fuera alejando gradualmente de la repetición del estribillo, unas sílabas que trataban de imitar las líneas melódicas del instrumento. Algo a lo que pronto nos acostumbró Armstrong.
Cantar sin decir nada con sentido lingüístico, pero lleno de coherencia musical. Acababa de inventar el scat singing.
Una técnica peculiar que se esfuerza por eludir el lenguaje propio de la voz como instrumento para adoptar formas que pertenecen claramente a otro instrumento.
Unos años después, Ella Fitzgerald elevó la complejidad técnica con ritmos difíciles de ejecutar, introduciéndolos en los temas de bebop, que tienen muchos cambios armónicos y velocidades muy altas.
Comentarios